miércoles, 7 de marzo de 2012

Drive "Soy tuyo durante 5 minutos"




Es todo el tiempo que vas a necesitar para entrar en la película. 
Cinco minutos, cronometrados, para que te sumerjas de lleno en 
esta fábula-western retro de la que es imposible salir indiferente.

Un personaje principal. Un conductor, con una arrolladora y silenciosa presencia, interpretado por un genial Ryan Gosling. 
Un tío del que nunca sabemos su nombre, ni de dónde viene, no importa. 
Al acabar el film, lo sabremos todo sobre él. Al menos, todo lo que de verdad importa.

Porque ésta es una película que, al igual que su protagonista, no pierde el tiempo con diálogos de relleno carentes de profundidad, o alardes exagerados de poderío físico. Acompañado de una perfecta banda sonora como soporte para desarrollar las secuencias, dónde “se cuenta lo que no se dice”. 
Con una dosis medida de pequeños iconos gráficos para “cultificarla”. Y con unos actores muy sólidos en sus personajes.

Un conductor, decía, con dos vidas. Dos trabajos igual de peligrosos. 
Un hombre que se cruza en su errante vida con una mujer cautivadoramente frágil,-Carey Mulligan- que le hace pensar que, después de tanto tiempo perdido en las sombras más sórdidas, aún tiene una oportunidad de ser feliz.

Esos cincos minutos metafóricos en los que el protagonista le da una oportunidad a la esperanza y al amor, son el grueso de este largometraje. 
Todos los obstáculos que se encontrará. Los destellos de su turbio pasado, que van saliendo a relucir en los momentos más violentos del film. 
La impotencia de no poder evitar las medidas drásticas para salir adelante y hacer lo correcto…

La historia nos saca el muestrario de las emociones humanas más básicas; las tiernas y las crudas también. 
Pero sin juzgar ni censurar. Siendo sincera.
Y se acaba la película. “Y los malos van venciendo”, como dice J de los Planetas.
Y el leitmotiv emerge gradualmente sobre la carretera, 
Recordándonos que “un auténtico héroe, a de ser un ser humano”. Nada más.